La cárcel de Algeciras declarada la peor de España: suicidios, agresiones, motines y coches quemados
La cárcel de Botafuegos en Algeciras despide 2022 calificándolo de «año horribilis». Desde su apertura hace más de dos décadas el año 2022 ha sido el más convulso de todos, en el que se han producido intentos de suicidio, motines, agresiones a funcionarios que acaban en el hospital por conmoción cerebral, asalto con drones portando drogas y teléfonos móviles y hasta la quema de vehículos de dos funcionarios.
Sólo en agresiones calificadas de muy graves hay que recordar que el año 2022 comenzó con la agresión de un interno a un funcionario cuyo resultado fue una conmoción cerebral y posterior traslado del trabajador a un hospital. Los ataques se fueron sucediendo durante todo el año, cuando otro interno de alta conflictividad lesionó a tres funcionarios que terminaron en la Enfermería de la prisión. En febrero otro funcionario de prisiones acababa en el hospital con el hueso orbital fracturado tras ser agredido por un interno que además en el mismo momento también intentó estrangularlo. A mitad del verano una funcionaria era atendida en el hospital tras intervenir en la reducción de otro recluso y la última sucedió solo hace unos días cuando otro funcionario de nuevo era atendido en el hospital con el hombro fuera de su sitio.
Pero además, Botafuegos tiene entre su población reclusa a una gran cantidad de narcos de la comarca de Campo de Gibraltar. Ellos también han protagonizado incidentes. A principios de febrero saltaron las alarmas en el Centro Penitenciario cuando se intentó coaccionar a un trabajador al que se le calcinó su vehículo de madrugada y en la puerta de su vivienda; 6 meses más tarde se reproducían los hechos cuando en las mismas circunstancias se le calcinaba el vehículo a una trabajadora social de la prisión. Ambos formaban parte de la Junta de Tratamiento Penitenciario que evalúa los permisos de salida de los presos y su calificación de grado. Los dos tuvieron que cambiar de puesto de trabajo, coaccionados.
A finales de septiembre, otro interno, en presencia del resto de reclusos, intentaba agredir a un funcionario de prisiones e intentaba que todo el módulo de amotinase contra los trabajadores de la prisión. En octubre, tras una pelea entre internos, varios de ellos intentaron amotinar al resto de reclusos.
Los suicidios son una lacra de la que tampoco se ha librado Botafuegos. A principios de este verano y a pesar de la intervención de los sanitarios penitenciarios, se suicidó un interno de Algeciras. Unos días antes los funcionarios impedían el suicidio por ahorcamiento de otro preso con problemas mentales. Otro interno con problemas mentales incendiaba su celda también unas semanas antes, pero los trabajadores lograron sofocar el fuego y desalojar al resto de internos de esa galería. Varios funcionarios tuvieron que ser atendidos en la enfermería por inhalación de humos.
En los últimos meses del año, trabajadores penitenciarios localizaban en el interior de la prisión la carga procedente de un dron: 2 teléfonos móviles, drogas, cuerdas y ganchos; unos días más tarde, otro dron que transporta teléfonos, cocaína, heroína y hachís se estrellaba junto a la cárcel de Algeciras, contra la terraza de un vecino.
Un informe del Ministerio del Interior destaca que la cárcel de Algeciras ocupa el número uno en el ranking nacional de las prisiones españolas donde más teléfonos móviles se han intervenido en los últimos cinco años. A finales de este mismo año en Botafuegos y en el mismo día, se localizaban en el interior de celdas y ocultos tras dobles fondos hasta 10 teléfonos móviles de última generación.
Desde el sindicato de funcionarios ACAIP-UGT señalan que «el máximo responsable de las innumerables y graves situaciones que se viven a diario en las cárceles españolas no es ni más ni menos que uno de los sesenta altos cargos mejor pagados de la Administración del Estado, el Secretario General de Instituciones Penitenciarias Angel Luis Ortiz, designado a dedo por el Ministro del Interior y que cada día que transcurre da muestras de su incapacidad; dirige las prisiones españolas masificadas, con falta de personal, de médicos, de psiquiatras, de formación, de medios materiales, de medios tecnológicos, sin reconocimiento de la condición de agentes de la autoridad ni protección jurídica adecuada a sus trabajadores, con una legislación penitenciaria obsoleta y que tiene el honor de presidir al colectivo de empleados públicos más agredido en el desempeño de su trabajo».